Comentábamos la semana pasada en la oficina, que es sorprendente la cantidad de proveedores de sitios web que se anuncian en Internet. En Facebook, por ejemplo cada día vemos al menos dos nuevas empresas de tecnología que publican sus ofertas de diseño o desarrollo de páginas web para negocios o empresas con características muy similares y con precios que parecen fantásticos.
Exploración
A la par de esto, siempre están presentes las recomendaciones en los grupos. Comienza con un “¿Alguien sabe de alguien que haga páginas web con las 3B (buenas, bonitas y baratas)”? y las respuestas no se hacen esperar. Etiquetan a algún familiar, amigo o conocido y las sugerencias van desde el amigo de un amigo que hizo su propia página web en Word, estudiantes de primer año de sistemas, profesionales independientes o empresas del rubro. Pero el preferido de todos es el pariente que “a vos te la hace gratis, porque es fácil”.
Propuestas
Si no decidiste hacerla vos mismo, es que empieza la etapa del primer contacto. De pronto, estás recibiendo cotizaciones de páginas web con sólo haber dejado tu número de WhatsApp. Desde la comodidad de tu casa, sin perder un solo minuto de tu tiempo y directo a tu teléfono móvil ¡Mágico!
Después de leer los subtítulos de las cotizaciones llenas de lenguaje técnico que parecen ofrecer lo mismo, redujiste tu lista de candidatos a los dos o tres más económicos, les pedís una rebaja y les aclarás que la necesitás “para ayer”.
Selección
Por supuesto, uno te conquistó: le diste el anticipo que pidió después de enviarle alguna información y logo de tu negocio. Hasta aquí todo va sobre rieles, ¡perfecto!
Ejecución
Pasan unos días y consideras que ya debe estar bastante avanzado. Así que lo contactas y aquí va: te envía el enlace a tu sitio web.
Básicamente tiene tu logo, unas cuantas fotos bajadas de Google, tu información de contacto y unos cuantos párrafos, que por cierto… se ven muy mal en el móvil. Pero nada que no se pueda arreglar, ¿cierto? Envías tus primeras observaciones de la página de inicio, y bueno otro día ya tendrás tiempo de revisar el resto del sitio.
El aspecto decepcionante es que, después de parecerte la cosa más sencilla de hacer y de las promesas de grandeza que te hizo, tu flamante diseñador o programador con quien iniciaste el proyecto empieza a dejarte en visto. Les pides unos “pequeños cambios” de última hora que se te ocurrieron después de haber visto otro sitio web. Te dice que hará lo posible y te parece bien.
Como ha sido flexible te encanta la idea de que se pueden pedir cambios, pero luego de reiteradas modificaciones o adiciones, ya no contesta tus mensajes y asegura que te devolverá la llamada.
Pasan los días, semanas. Luego de varios intentos te das cuenta que te bloqueó o cambió de número de celular, buscas a quién te lo recomendó en Facebook o la página donde cotizaste y ya no aparece.
¿Qué pasó?
Algo que nos ha pasado a muchos. Te quedaste con un sitio web sin terminar, sin los accesos para que otro lo continúe y lo más seguro es que tendrás que pagar nuevamente para que otro te ayude con tu problema.
En los siguientes artículos te explicaremos cómo debes prepararte para esta búsqueda de tu proveedor de sitios web y qué cuidados debes tener durante el proceso de ejecución.
¿Cuál ha sido tu experiencia en busca de página web?
Susana Languidey
Emprendedora, especialista en Diseño Web y Marketing Digital.